Las “viejitas” de la casa - sean tu mamá, abuelita, tía o cualquier mujer activa en tu crianza - suelen ser un poquito “hinchapelotas” de vez en cuando. Están preocupadas de que todo funcione perfectamente, como un relojito. Por eso, hacen las veces de agenda y despertador: te recuerdan los compromisos, la hora en que debes levantarte, los quehaceres pendientes y un sinfín de etcéteras. Aunque hay ocasiones en que nos ponemos “neura” ante su insistencia, llegará el día en que - sea porque te independizas u otros motivos - tales recordatorios te harán falta. ¡Y no sabes cuánta!
Por eso, te dejo como regalo un listado de cosas que tal vez hoy alteran tu “equilibrio”, pero constituyen un gran tesoro que debes valorar. ¡Disfrútalo al máximo ahora que puedes!
1. La función agenda - reloj despertador: una caricia en la espalda o tu nombre pronunciado suavemente en madrugada - tal vez a gritos, cuando las sábanas te atrapan -, son cosas que un día extrañarás con el alma. La sorprendente capacidad que tiene tu viejita para recordar la “carta Gantt” de tu vida (reuniones, compromisos, pruebas, hora de ingreso al trabajo y hasta carretes) te ayuda a organizarte, aún a regañadientes. Sabes que cuentas con ella y duermes confiada, porque estará ahí cuando despiertes, para recordarte tus múltiples quehaceres mientras disfrutas de un delicioso tazón de café con leche.
2. Preocupación extrema: puedes tener a tu alrededor mucho amor y atención. Amigos leales, una pareja maravillosa e incluso a otros familiares; sin embargo, nunca uno de ellos se involucrará en tu vida de la forma en que tu viejita lo hace. Tus problemas son los suyos, y también la búsqueda de soluciones. Un día comprenderás que cada quien - razonablemente - tiene sus propias preocupaciones, mientras que sólo una persona se desvelará con las tuyas, brindándote un cálido abrazo que aliviará tus pesares.
3. Alguien te espera: Aunque a veces te reclame que “trabajas demasiado”, “no la pasas a ver” o no “la has llamado”, ármate de paciencia y tómale atención. Es más, ¡procura mostrar tu afecto más a menudo! Recuerda que si existen unos brazos siempre abiertos y dispuestos a acogerte- sin importar el contexto, momento o lugar -, son los de ella. Cada día esperará tus noticias, por lo que nunca será un problema escucharte - independiente de qué incoherencias que digas - y brindarte las caricias que te hacen falta. ¡Quizás compartiendo un rico té con pan tostado!
4. Osa amorosa mode on: Hay mamás muy regalonas, que pretenden abrazarte constantemente o te piden caricias y masajes. ¡Dáselos, no pierdas tiempo! Ten presente que sus brazos son los únicos en que encontrarás el consuelo, la paz, el amor y la calidez que requieras en cada momento de tu vida. Y en ningunos otros hallarás ese refugio cuando te falten. Por ello, ¡aprovecha cada segundo en su regazo!
Considera que toda vivencia junto a tu mamá es irrepetible y te hará mucha falta en un momento de tu vida. Por eso, procura aprovecharla al máximo, ya que amores en la vida hay muchos, pero madre una sola.