Como varios de ustedes, hace una semana fui impactado por la muerte del gran David Robert Jones, nombre que quizás a muchos no les suene. Pero si les digo que se trata del gran David Bowie, cambiará la perspectiva. A principios en los 60's, surgió como Davy Jones, pero para evitar confusiones con el homónimo líder de The Monkeys, cambió su nombre por Bowie, como forma de homenajear al creador del cuchillo del mismo nombre.
Reconozco no ser un fan a ultranza. No me sé el título de todos sus discos ni menos de sus innumerables canciones y tampoco de los más de 100 hits que sonaron en radios de todo el mundo durante sus más de 52 años de carrera. Pero debo reconocer su genialidad, pese a que ciertos aspectos de su imagen no me agradaron mucho, sobre todo la estética de su alter ego ET y andrógino, Ziggy Stardust, en "Starman", que no obstante fue mi favorita de la época.
En lo personal, mi primer acercamiento con “El Duque Blanco”, se produjo gracias a una colaboración con mi grupo favorito, Queen, con quienes grabó en 1981 “Under Pressure”, uno de los grandes éxitos de la banda inglesa. Misma canción que reversionó una década después, ya sin la voz de Freddy Mercury, el fallecido líder de la banda británica y mejor “frontman” de la historia (dicho no sólo por mí, también por publicaciones como Rolling Stones). El resultado fue notable y con gran éxito, siendo el tema más destacado del “Greatest Hits III”, (una joya de disco que incluye además colaboraciones de Elton John y Montserrat Caballe).
Desde ahí que “me picó el bichito”. Descubrí grandes canciones como “Space Oddity” - reversionada y grabada en el espacio por astronautas de la Estación Espacial internacional - “Fame”, su primer número uno en Estados Unidos y coescrita con otro gigante: John Lennon; “Blue Jeans”, “Let´s Dance”, “China Girl”, “Heroes”,“Life on Mars”, “Modern Love”, o The man who sold de world”, la misma que catapultaría al éxito masivo a Nirvana, años después. Dignos de destacar son también duetos como “Dancing in the Street”, con Mick Jagger,y “This is not America” con Pat Metheny Group Todas con un común denominador: ser grandes canciones, elegantes y bien construidas. Bowie era un genio capaz no sólo de cantar con maestría, de renovarse completamente en el éxito, de siempre generar looks que marcaban tendencia; también era diestro con muchos instrumentos: Piano, guitarra, armónica, bajo, mellotrón, saxo, teclados, xilófono e incluso ukelele. Además se hizo un experto en los sintetizadores.
Una inspiración para muchos géneros: rock, pop y electrónica se nutrieron de su genio. El también miembro del Salón de la Fama del Rock, se despidió del mundo como merecía, a lo grande. Tras su cumpleaños 69, que se celebró el pasado 8 de enero, día que también lanzó su último disco Blackstar (la estrella negra o de luto), que anunció su partida en la canción "Lazarus", iniciando con la frase: “Mira hacia arriba, estoy en el cielo”. Un grande que se fue dejándonos su estrella luminosa y a todos quienes admiramos su música, con el luto de una pérdida irreparable.