¿Qué harías si pudieras hablar con la versión pasada de tu pareja? ¿Y si eso no pudiera cambiar en nada la relación que tienen ahora?
Georgie y Neal se conocieron en la Universidad. Siempre tuvieron una relación extraña, por decirlo de la mejor forma. Georgie ha seguido su vocación, haciendo lo que más le gusta: escribir series con su mejor amigo, Seth, a quien tiene básicamente friendzoneado.
Neal debió dedicarse a las hijas que tuvo con Georgie, y aceptar que Seth pudiera pasar con ella mucho más tiempo que él. Fue así incluso desde el comienzo del romance.
Georgie ama a Neal, y Neal ama Georgie. Pero Neal no es feliz y Georgie lo sabe, a pesar de todos los cambios que ha pasado la relación.
Es Navidad, y Neal ha ido a pasar las fiestas con su familia, porque Georgie - como siempre - debe quedarse trabajando. La relación está en crisis, aunque no quieran admitirlo. Para no llegar a una casa sola, la protagonista decide ir con su madre. Esto le significa, además, compartir con su "padrastro" - tan sólo unos años mayor que ella - y su hermana Heather, de dieciocho años.
Como es de esperar, extraña a su marido y decide llamarlo; pero como su celular no coopera, utiliza un antiguo teléfono de disco que guarda en su vieja habitación. La misma que ocupaba en sus años universitarios. Pero quien contesta no es Neal... Al menos no el de ahora, sino el de 1998, cuando aún eran estudiantes, antes de casarse y tener hijos.
Por supuesto, Georgie cree que se ha vuelto loca. Pero aún así, no puede dejar de llamar con este teléfono al pasado, a 1998, creyendo que tal vez puede mejorar algo. No obstante, ¿que pasa si, al NO llamar, las cosas cambian para peor? ¿O si, al decir lo incorrecto, modifica el pasado alterando el futuro?
Esta historia trata de segundas oportunidades, y de apreciar lo que se tiene. De poder comenzar de nuevo, sin la necesidad imperiosa de arrepentirse por lo que ya no se hizo.
"Landline" está disponible en las grandes librerías como Librería Antártica, Feria Chilena del Libro y Contrapunto.