¿Podría alguien llamarte cobarde? La gente habla muchas cosas, pero de la valentía poco se dice y es porque son nuestras acciones las que gritan más fuerte ¿Eres valiente?
Hace algunas noches he tenido un sueño: una mujer camina y de a poco entra en un sector de mucha oscuridad. Veo su rostro –me es familiar-, pero no la identifico. Sus ojos se agrandan y llora cubriéndose con las manos. Nada la amedrenta, sólo la oscuridad; aún así escucho sus sollozos y múltiples miedos, sus piernas flaquean y camina más lento. Desde mi perspectiva, alguien se acerca: ella no lo sabe, pero a unos metros, un hombre la espera oculto entre unos muebles viejos. Intento gritar para alertarla, pero mi misión sólo es mirar. Ella se detiene; quiere retroceder, parece presentir que algo pasará. "¡Huye!", grito inútilmente, pero ella se detiene y decide avanzar; seca sus lágrimas y camina firme, resuelta. El hombre se para enfrente y, como un monstruo, se levanta sobre ella, pero ella crece. Se hace grande y el hombre empequeñece, cada vez más. Él se cubre, pensando que ella irá en su contra, pero no: retoma el paso y su camino se va iluminando poco a poco, hasta perderse de mi vista en medio de las calles.
Más allá de lo que significa este sueño, hay algo que me quedó dando vueltas, y es la valentía de esa mujer. Su problema no inicia en el callejón, lo hace antes de entrar en él. Ella estaba triste, destrozada, y siguió caminando hacia la oscuridad, quizás sin saber que todo se haría más complicado. Pero cuando miró de frente el problema, tomó entereza, echó sus lágrimas fuera y decidió. He pensado en qué le hubiera pasado de haber seguido mi consejo, y sé que correr no era esquivar el problema: era simplemente otra posibilidad, dado que en ambas el resultado traería bien para ella. Hubiera sido igualmente valiente.
¿Quién puede decir que no lo es? La valentía es subjetiva: somos seres tan diversos, con vidas tan diferentes, que nunca la visión de otros será como la tuya. Nadie más que tú conoce el valor necesario para tomar cada decisión. Los que vemos, no somos quiénes para gritar soluciones, quizás podemos apoyar, pero no forzar una única y absoluta verdad.
Si estás leyendo, quizás eres tú quien se ve hoy en ese callejón: has llorado, tienes miedo, te cubres de los demás avanzando por la vida, pero sabes que tienes que decidir qué hacer. Quiero que sepas que no eres cobarde si desistes, eres valiente por tomar tu propia decisión. Seguro sabes que vienen más problemas, pero si decides hacer frente a lo que viene, serás igual de valiente que aquella que decide continuar sin que le importe lo que digan los demás, porque ella también tomó su opción: ambas se armaron de valor y decidieron hacer algo.
Muchos pueden hablar respecto a si la decisión fue la correcta o no. Quizás a estas altura del callejón, las amistades te han dejado por miedo o por ignorancia, pero no estás sola: dentro de ti hay valor, fuerzas de flaquezas y si necesitas aún más, ruega al cielo por ellas, pero no decaigas. No te quedes sin tomar una opción. Finalmente, la paz de tu corazón será la que dé el veredicto final.
Te lo pregunto nuevamente ¿eres valiente?