Una de las mejores cosas de conocer a una persona es cuando notas las similitudes. Cuando sientes que la entiendes y te entienden. Cuando estás justo en ese instante en que pasan de tener una conversación normal e incluso desinteresada, a una conexión absoluta.
Conoces a tu alma gemela, a ese alguien con quien tienes demasiado en común. Tanto, que te sorprendes de las increíbles coincidencias. Da lo mismo si están destinados a ser mejores amigos para siempre o se convierte en el amor de tu vida. Se encontraron, se complementan y eso es lo que importa.