¿Te has dado cuenta que hay semanas en que recibes puras malas noticias? Una detrás de otra, nada te resulta, es como si te hubieran tirado una maldición. Yo a veces incluso he llegado a pensar que alguien que me tiene mala, me hizo mal de ojo. Te sientes la mina más patética del mundo!
La cosa comienza con noticias grandes, cosas que verdaderamente importan. Pero después, andas con la idea de que nada va a salir bien. Te empiezas a fijar hasta en los mínimos detalles de la vida y todo lo ves negro. Si tienes que esperar la micro más de 5 minutos, si la ropa que te querías poner está sucia, si la comida que hay un tu casa no te gusta; todo, pero absolutamente todo, te parece un problema imposible de solucionar.
Lo peor es que al final, terminas acumulando toda esa rabia y pena que sientes porque las cosas no están resultando como querías; hasta que llega un día en que no te queda otra opción que explotar -literalmente- y te pones a llorar como enferma de la cabeza. Aunque igual es mejor, porque logras botar toda esa mala onda que estuviste soportando por días.
Pero no hay que desesperarse, dicen que después de una semana negra, vienen tiempos mejores!
Y a ti ¿te ha pasado?