Sin duda alguna, el amor es el sentimiento más lindo de todos. Amar, en el sentido más amplio de la palabra, es entrega, confianza y pasión; sentir a pleno, disfrutar. Pero amar también es bastante complejo, quizás mucho más de lo que nosotras pensamos.
Y parte de esa complejidad viene dada por la gran cantidad de pre-conceptos requete contra armados que tiene la sociedad sobre lo que es o no el amor. Es como si todo tuviera una fecha, un tiempo, un modo, una forma de suceder y con quién debe ocurrir. En fin.
La vida me ha enseñado que en el amor no hay nada escrito. Que las emociones van cambiando y que lo que te genera una pareja no es lo mismo que genera otra. Que hay que dejarse llevar por lo que te dicta el corazón y la guata, porque las mariposas en el estómago ayudan a sentir nuevas cosas.
Leyendo por ahí me enteré de una “nueva forma de amor”: el poliamor. La verdad es que no sé si se trata de otro concepto armado para entender lo inexplicable o, efectivamente, es real. Veamos:
Para entender el poliamor es más fácil partir por lo que no es. Acá no hablamos de orgías, ni de intercambiar parejas, ni de tener muchos amantes. Tampoco es ser polígamo. Simplemente se remite al amor entre muchos. El deseo sexual no es el motor de la relación, realmente lo que importa es el amor, y la sexualidad sería el complemente perfecto.
En este tipo de relación se da la aceptación del amor entre tres o más personas, pueden ser del mismo sexo o no, la única gran condición - además de quererse - es la aceptación por parte de todos los que participan de la relación. Amar a más de uno se transforma en parte de la vida diaria.
Los factores necesarios para que el poliamor funcione son:
La fidelidad: No se trata de andar con más de uno por gusto, también hay límites aunque no sea sólo una pareja.
La comunicación y negociación: Aunque no hay reglas estrictas, es necesario que los que conforman la relación conversen y se entiendan. Que sepan lo que sienten, que haya un dialogo muy abierto y súper sincero.
La compersión: Este término tiene que ver con ser felices cuando el otro es feliz, lo que sería clave al minuto de experimentar el poliamor. Sería lo contrario a los celos; entender que la persona que amamos puede amar a alguien más.
Por supuesto que esta nueva forma de amar tiene muchos detractores. La psicología dice que los celos son algo natural del ser humano, que es imposible no sentirlos, por ende la compersión sería poco viable. Por otra parte, la religión no acepta la poligamia… amar a más de uno no es aceptable. Y en la práctica, se dice que las relaciones “poliamorosas” tienden a durar menos porque - la verdad -, no son algo común de ver y se hace difícil llevarlas en nuestra sociedad.
La verdad es que yo no lo he experimentado así. Mi corazoncito se siente feliz amando sólo a esa persona que me mueve el piso y me vuelve loca. Pero ¿quién dice que todos debemos amar igual? En cosa de gustos y sensaciones no hay absolutamente nada escrito, ni dicho.
Y tú ¿has experimentado el poliamor?
Fuente TuDiscovery / Foto CC vía Flickr.