Es sabido que la vida social tiene escalas en nuestro entorno y - dentro de eso - hay clasificaciones colectivas que se les da a ciertos grupos de personas conforme a su grado de humildad, esfuerzo o riqueza material (por no decir pobres, clase media y gente rica… ¡bah!) De lo anterior nacen esos apodos limitantes como “flaite”, “cuico”, “roto con plata” o “siútico”, entre varios otros. Si nos detenemos a comentar el significado de este último, de seguro muchas compartirán mi molestia ante las actitudes de quienes caben en él…
Es que hay ricos que vienen con la siutiquería en el ADN: es muy propia de ellos. De hecho, estas actitudes y formas de hablar les son corrientes, mientras que para otros pueden resultar exageradas. A veces, he notado que hasta sus “pares” se incomodan y tienden a criticarles cosas. Personalmente, creo que la siutiquería molesta en todo grado. Es un característica innecesaria. Si lo piensan bien no aporta en nada y de hecho produce cierto rechazo, ya que es lo opuesto a la simpatía. Ese vocabulario, la forma de moverse o gesticular, ¡los delata! estas personas tienen el arribismo a flor de piel, asunto que no es nada agradable de presenciar (menos escuchar esa típica y ridícula “papa en la boca”). ¡Atroz!
Perdón, pero me carga esta gente - de verdad -, lo digo abiertamente. La razón es porque he conocido personas que lo aparentan pero en realidad, la mayoría de sus historias son inventos mal creados, que luego de los días vuelven a modificar… ¡una lata! Porque ellos trabajan las apariencias y no viven, no dicen lo que realmente piensan o desean hacer, solo buscan aprobación y no se preocupan de disfrutar las cosas como son, sin tanto adorno y más simples (me encanta esa palabra).
Así que chilenamente hablando, no estoy ni con la chicha del pobre ni con la limoná del cuico: prefiero quedarme en medio, así puedo mirar y aprender lo que no quiero ser, ya que de ninguna manera me gustaría ser considerada siútica, prefiero que me reconozcan por otras cosas, las buenas y que valen.
Si tienen una opinión parecida a la mía, les cuento que existe un libro mediante el cual podrían instruirse en el tema y “culturizarse”, se llama -nada más ni nada menos que- "Siútico", ¿el autor? Oscar Contardo. El relato es bastante bueno y pasea por las memorias del roto chileno, el llamado “roto con plata” y la siutiquería de las masas, presentándose con los cambios actuales, nuevos modismos y formas de comunicación de la época actual.
¿Y tú, qué opinas?