Pocas veces encuentras un libro que de alguna extraña forma parece estar hecho para ti; que tiene esa magia única, idílica, terrestre y excitante que te hace soñar, delirar y sobre todo: recordar.
De qué trata: Amsterdam, 1870. Sólo una exótica y remota isla chilena llamada Chiloé, cuyos habitantes conocen los secretos de la sanación de las almas, puede ayudar a la joven Anna a superar la terrible tristeza en que se ha sumido tras la muerte de su marido, Peer, en un extraño accidente de tren. Desesperada, Anna abandonará la comodidad de su Holanda natal y partirá hacia el Pacífico en busca de la ancestral sabiduría de los hechiceros chilotes. En ese largo y peligroso viaje no sólo hallará su propia identidad, sino también la respuesta al misterio de la muerte de Peer, rodeada por el maravilloso paisaje y la atávica cultura de los indígenas huilliches, quienes la ayudarán a encontrar definitivamente una nueva vida y la senda hacia un camino que Anna creía perdido.
Eso es lo que dice la editorial como resumen del libro; pero mi versión sería más bien: que trata de la historia de una joven enamorada que pierde al hombre que ama, pero no el amor. Busca encontrar la dicha en otra vida y ciertamente, la halla, pero no en la isla, sino en las experiencias que debe vivir producto de su búsqueda.
El libro es hermoso: hubo momentos en que creí leer lo más romántico del mundo y otras en que lloré desconsoladamente. Luego de su embarque, ya empiezas a soñar con nuevos mundos y te siente una más en esta historia narrada por sus protagonistas.
La llegada al puerto de Valparaíso es emocionante y llena de matices. Para mí fue genial descubrir que el hotel (Oddó =Garden) citado, aún existe, y que parte de lo narrado se encuentra aún a la vista de sus visitantes. Reconocer parte de tu tierra desde los ojos de una holandesa es muy loco y sin duda halagador.
Su ingreso a Chiloé no dejó de impactarme: dada mi reciente visita a la isla, pude comparar el texto con la realidad, al comprobar que aquellas historias de libertad, del trato hacia el pueblo, las tradiciones, sus maderas, ritos y Fuertes (fuerte San Antonio), fue bien usada y aplicada en el contexto histórico. Recordé cada segundo, lugar y narración que oímos en aquellas tierras, volviendo a sentir ese olor exquisito de la tierra fresca y aire cambiante bajo las nubes.
La autora nacida en Ginebra en 1962, bióloga de profesión, trabaja en uno de los laboratorios más importantes del mundo y escribe en sus tiempos libres. Demoró cinco años en terminar esta novela (2013), la que ha llegado con tanto éxito al público que ya tiene entre manos una segunda parte.
Indiscutiblemente este es un libro bueno y digno de ser leído. Anna Velarde es una mujer valiente, decidida y en búsqueda de aquello que falta en su vida, ¿te aventurarías en una campaña como esa?.
Imagen CC Carles Cerulla