¿Has experimentado un molesto dolor en la zona del cuello y la nuca? Si tu respuesta es sí y además se acompaña de cefaleas constantes, ¡mucho ojo!, ya que podrías ser víctima de la molesta y desagradable tortícolis.
Esta dolencia es una contracción muscular prolongada en la zona antes descrita, que origina dolor, volviendo tus movimientos más torpes y dificultosos. Es común que si presentas este problema, tu cabeza adopte una posición que apunte hacia un hombro determinado, mientras que tu mentón señala al opuesto (o sea, se “dobla” de manera inconsciente). Las molestias se localizan en la zona cervical, limitando el movimiento del cuello. Además, sientes rígidos algunos de tus músculos y padeces de migraña.
La tortícolis es hereditaria, pero también puede adquirirse por fatiga o estrés, mala postura o una lesión muscular provocada por un movimiento brusco. Para evitar que aparezca a complicar tu rutina, debes poner cuidado a la hora de escoger tus almohadas. Procura que éstas no sean demasiado bajas, ni tampoco muy altas. Cuida también de no permanecer mucho tiempo hablando por teléfono mientras mantienes una postura incómoda, forzada o poco ergonómica. Adicional a lo anterior, debes evitar a toda costa los movimientos bruscos del cuello, ya sean en instantes de pasión o bien, mientras liberas estrés en la pista de baile.
Si ya es demasiado tarde y crees padecerla, te recomendamos que te dirijas cuanto antes a la consulta de tu médico de confianza, quien tras practicar algunos exámenes prescribirá el tratamiento adecuado para aminorar las molestias. Debes tener presente que la tortícolis que se presenta tras una lesión o enfermedad puede ser de cuidado, así es que ¡agenda tu hora!. Es la única manera de que puedas continuar disfrutando tu invierno, con la energía que te caracteriza y ya sin molestias.
Imagen CC Aidan Jones