por Carolina Milla
¿Te gusta un hombre ambiguo y no logras descifrar si está interesado o no? ¿Te parece que le gustas, pero sus señales no son claras? ¿No sabes si acercarte o dejarlo así? Hace unos años yo habría pensado que hay que alejarse porque nada bueno va a salir de ahí, pero hoy pienso que todo depende de cuánto te guste él a ti.
Pertenezco a la generación que leyó el bestseller gringo “He's not that into you” en el 2004, cuando tenía veinte años. Un libro que recogía testimonios de diferentes historias de amor de muchas mujeres en los Estados Unidos y exhortaba a las lectoras a exigir más de sus hombres. A dejar de excusar y comprender sus faltas de atención y a leerlas como lo que eran, claros signos de desinterés. Porque cuando un hombre está interesado llama, escribe, aparece. Y si no lo hace no es porque tiene miedo, o perdió tu teléfono, o porque está ocupado, sino simplemente porque no está interesado.
“He's not that into you” le pedía a las mujeres que dejaran de insistir y dejaran de exponerse. “No inviertas tu tiempo ni entregues tu corazón a ningún hombre que te haga preguntarte sobre cualquier cosa relacionada con sus sentimientos hacia ti”, decía. “Si un hombre está realmente interesado, nada lo detendrá de estar contigo, ni siquiera su miedo a la intimidad.” Y el libro fue tan popular que hasta hicieron una película de él con Drew Barrymore y Scarlett Johansson.
Pero hoy en día -diez años después- pienso todo lo contrario. ¿Por qué tendríamos que supeditarnos solamente a lo que ellos quieren? Si ya nos dimos cuenta de que tal vez nosotras no les gustamos tanto, pero ellos a nosotras sí ¿por qué hay que renunciar a intentarlo? ¡Si en un mundo lleno de tontos encontrar a alguien que a uno le interese en serio es prácticamente un milagro!
¡En la vida y en el amor todo es incierto! Y en el fondo eso no tiene nada de trágico. Pensar que el hombre desde el principio tiene que ser súper claro y hacerlo todo no sólo es exigente, sino un poco ingenuo. Que te guste a ti debe ser suficiente para intentarlo. Para coquetear, para insinuar, para escribir, para buscar el contacto. ¡Para di-ver-tir-se! Y si en el peor de los casos no pasa nada, estarás como al principio. Pero al menos ya no te quedarás con la duda. Haz todo lo que tengas que hacer. Esa será la única manera de liberarse. Para no quedarte pensando ¿y que hubiera sido de nosotros si...? Está bien exponerse de vez en cuando. Está más que bien.
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