Recuerdo que estuve trabajando de conserje y siempre una señora me decía con cara de loca - bueno cada uno tiene la cara que puede, jaja - que ¡por favor la mirara hasta que llegara al décimo piso! Yo no le daba mucha importancia al tema, ya que sabía que llegaría sin problemas, pero jamás me pude colocar en su lugar ¡hasta que me pasó un accidente!
Tal como imaginan: quedé atrapada en el ascensor de mi edificio, en el piso 7 para rematar. Activé la alarma y ¡no pasó nada!, lo que me hizo odiar la ineficiencia del servicio. Ya pasados los minutos, me comenzaron a dar los turururus y un dolor de estómago horrible; comencé a transpirar y muchas cosas daban vueltas por mi cabeza.
¿Qué pasaba si al ascensor le daba la locura y se iba hacia abajo sin parar? Esa sensación de encierro jamás la había experimentado. Ahi entendí a las personas que sufren claustrofobia. En realidad, ¡bastante complicado!.
Pasaban y pasaban los minutos. Estaba con un cuaderno y lapiz. Comencé a anotar todas las cosas que había hecho en mi vida y las que me faltaban por hacer. Aunque suene medio loco, la situación es tragi-cómica: se vuelve la instancia perfecta para reflexionar y analizar tu vida. En pocos segundos te puedes dar cuenta de varias cosas, ya que hay una posibilidad de que hasta ahí no más dures.
Más encima, ¡ni siquiera andaba con mis infaltables chocolocates salvadores!, que no me fallan en momentos de estres. Este sí que era uno ¡y máximo!. Tampoco había ningún amigo para echar la talla un rato, sacarnos fotos para el recuerdo o un beso loco por ahí. ¡Estaba totalmente sola!
Por suerte sentí a personas que comenzaban a hablar y decir que faltaba poco ¡Paciencia vecinita! Jaja, al menos ya estaba riéndome de toda la situación y comenzó a moverse la cosa hasta que llegué al primer piso.
¡Uff! toda una aventura, pero ¡del terror!
Ya saben: algunas situaciones que a otros les parecen "absurdas o sin importancia" pueden resultar ser producto de algo más; por ejemplo, alguna vivencia traumática. Lo mismo me llevó a reflexionar sobre la importancia de colocarse en el lugar de los demás.
Nunca más tratare de loca a mi vecina que me pedía mirarla hasta llegar a su piso. Es más ¡feliz la acompaño para que esté tranquila!
Y ustedes ¿han pasado por algo similar?
Imagen CC bilkbrein