La ortorexia nerviosa corresponde a un trastorno alimenticio descrito por Steven Bratman en 1997. En palabras simples, la ortorexia indica una extrema obsesión-compulsión por el consumo de alimentos saludables. De esta forma, la persona con este trastorno crea un ritual configurado por una dieta restrictiva y un posterior aislamiento social.
Según un artículo publicado por Aranceta, esto implica que el individuo comienza a evitar, con una gran sensibilidad, los alimentos que contienen colorantes, conservantes, pesticidas o contenidos excesivos de sal, azúcar, etc. La forma de preparación - al cortar la verdura siempre del mismo modo - y los materiales utilizados (sólo madera, cerámica u otro) también son parte del ritual obsesivo.
El autor profundiza más y asegura que las personas que sufren ortorexia nerviosa son muy meticulosas y ordenadas. La configuración de su dieta diaria ocupa buena parte de su tiempo y piensan con preocupación qué van a comer ese día o los siguientes. Además, sienten gran satisfacción o culpabilidad dependiendo si cumplen o no con los requisitos que se imponen.
Esta situación ocasiona el aislamiento social de estas personas que no acuden a eventos o a comidas ante la certeza de que no van a poder incorporar los alimentos saludables que para ellos son prioridad. Son personas muy estrictas y exigentes consigo mismas y con los demás.
Aranceta menciona que cuando la alimentación saludable se transforma en una obsesión, llega un punto en que todo gira en torno a ella y conduce a restricciones severas. Controlar todo lo que se come y programar detalladamente las comidas se convierte en una condición para poder sentirse seguros y tranquilos en cada situación. Existe un deseo de verse perfectos, lo que coincide con otros trastornos tales como la anorexia y bulimia nerviosa.
¿Cómo identificar la ortorexia nerviosa? Presta atención a los siguientes criterios: (1) Dedicas más de tres horas al día a pensar en tu dieta saludable, (2) Te preocupas más por la calidad de tus alimentos que por el placer de consumirlos, (3) Tu calidad de vida disminuye conforme aumenta tu “calidad” de alimentación, (4) Te sientes culpable cuando no cumples al pie de la letra tu dieta, (5) Planificas excesivamente lo que comerás al día siguiente y (6) Tu alimentación de ha aislado de las demás personas.
Si todo lo anterior te hace sentir identificado/a, ¡consulta a un profesional de la salud!