Las mujeres, por lo general, solemos tener bastante paciencia y aguantamos muchas cosas, que muy en el fondo nos molestan. Pero todo tiene un límite y terminamos llegando a esa instancia en la que ya no podemos contar hasta 10 - ni queremos hacerlo - sino al contrario: queremos gritar, ser políticamente incorrectas y dejar salir toda esa rabia que tenemos acumulada. Es necesario que aprendamos a vivir con nuestra ira, a no reprimirla y dejarla salir en el momento preciso. Para ello, considera estas 5 maneras de enviar al carajo con elegancia:
1.Sí eres tú, no yo
Es típico que a veces callamos muchas cosas que nos molestan para evitar las peleas, ya sea con una amiga, el pololo, la mamá o alguna persona cercana. Pero cuando nosotras cometemos un mínimo error, esas personas son las primeras en juzgarnos. Es el momento en que te das cuenta que morderte la lengua no sirvió de nada y por eso, nada mejor que regalarte el lujo de decir todo aquello que piensas de quien se hizo el ofendido. Aprovecha de lanzar la típica frase cliché "no eres tú, soy yo", pero adaptada a tu realidad. Libérate de la culpa y lanza un fuerte ¡Sí eres tú, no yo!
2. Echarle la culpa a tu agenda
¿Eres de esas que siempre están cuando el resto las necesita, pero cuando tú requieres de apoyo todos brillan por su ausencia? Entonces experimenta un placer sin culpa y comparte tu preciado tiempo solamente con quienes lo merecen. Por eso, cuando alguien que no está dispuesto a regalarte unos minutos te exija los tuyos, culpa a tu agenda y explicale que eres una mujer demasiado ocupada, por lo cual no te es posible acceder a sus demandas. Remata con un "pero podría agendarte para el próximo mes".
3. Tú primero, tú segundo y en tercer lugar el resto
Deja de postergarte por la pareja, los amigos o la familia, ya que por supuesto, te encontraron el talón de Aquiles. Conocen perfectamente cómo manipular tus emociones y lograr que termines poniéndote en segundo o tercer plano. Como están acostumbrados a que sacrifiques tus gustos, metas o prioridades por ellos, la próxima vez en que un cercano te exija demasiado, explícale sutilmente que “tu prioridad eres tú misma” (usando esa misma frase). Dile que no estás dispuesta a postergar tus sueños, metas e intereses, solamente para complacer a otros. Pero que si le interesa, puede hacerse partícipe del camino hacia tus logros.
4. Un “no” inesperado
Existen personas a las cuales les cuesta mucho decir que no. Se fuerzan la mayoría del tiempo a hacer cosas que no quieren, por temor a la palabrita que implica negación. No es saludable que digas sí todo el tiempo; no sólo te estarás limitando a ti misma, sino que tu entorno se aprovechará de tu debilidad. Cuando te pidan algo descabellado, pon cara de sí y prepárate para ver la expresión de sorpresa cuando contestes con un sonoro “no”. Y si te hacen peticiones a través de WhatsApp, busca lo emoticones más “lindis” y acompáñalos de un “no” a secas.
5. Si alguien volvió sin que lo llamaran...
Aunque la vida de cada ser humano es diferente a la de otro, hay situaciones que nos han pasado a la mayoría. Una de ellas es ese clásico del que “se va sin que lo echan y vuelve sin que lo llamen”. Es ese convidado de piedra que dejó la escoba en tu vida y que te costó olvidar, pero que a punta de lágrimas y fortaleza lograste superar. Mismo pastel que decide dejarse caer cuando recién comienzas a renacer. Si recibes un WhatsApp de ese número que borraste - pero conoces de memoria -, llamados telefónicos en donde marcan y cuelgan o mensajes en los cuales te aseguran que te extrañan “y en la buena onda” quieren saber de ti, tienes 3 maneras elegantes de darle a ese personaje lo que se merece: 1. optar por el clásico y elegante silencio, muy al estilo diva. 2. Responder esos mensajes, pero tomarte horas o días en contestarlos y 3. Responder una sola vez y decir “yo ya cerré esa etapa y tú no eres parte de mi presente”, además de hacerle una cordial invitación a que no se comunique nunca más contigo ¡y se vaya a la punta del cerro!
Como ves, ante distintas situaciones de la vida, es reconfortante mandar al carajo a las personas ¡y sin necesidad de una sola grosería!. Dale ese regalo a tu equilibrio espiritual y comienza a enviar a buena parte a quienes te hacen daño, te presionan o no te apoyan. Sírvete un cóctel o cómete un rico chocolate, mientras disfrutas de las inesperadas reacciones de tu entorno cuando los invitas cordialmente a la punta del cerro. ¿Te animas a intentar?