Final de año se acerca y vienen los complicados balances. Cuando todo ha sido bueno es fácil decir: "¡fue genial!", pero a veces, el éxito ha sido de otros y nosotras hemos sido parte de ello.
Apuesto a que tenías varios planes para este 2015, y que no todos se cumplieron. Estoy segura que eso no se debe a una falta de voluntad; simplemente las cosas no se dieron como pensabas: hubo un cambio de trabajo que afectó la economía, se mudaron a otra ciudad, tu hijo necesitó más ayuda en el colegio o —en mi caso— el marido volvió a estudiar. ¿Sientes algo de frustración?
Esa pregunta me la hice luego de que me dijeran "¿no te da lata estar siempre pensando en lo que él necesita? ¿Cuándo harás lo que tú quieres?" Mi respuesta fue simple: "lo que quiero es apoyarlo y que todo salga bien, porque si él está bien, yo también lo estoy". Obviamente fue una respuesta impulsada desde lo más profundo de mi abanderizado corazón, pero mi mente no lo olvido tan fácilmente y lo repensé más de una vez.
Discutir conmigo misma si su posición era egoísta no venía a lugar; no me sentía menoscabada, dejada de lado o fuera de propósito. Por el contrario, sentí que de alguna forma era parte del plan familiar, y que al igual que en un juego de ajedrez, velar —en este caso—por el Rey no me restaba valor alguno, sino que me daba razones para no dejarme doblegar.
Si tienes hijos, será más fácil de entender: trabajas para que no les falte nada, dejas de comer y les das la última porción, les ayudas a estudiar y te podrías perder el final de la teleserie por ello, pero vale la pena. Sí, porque el resultado es que pasan de curso, que están sanos y que no les falta nada. ¿Ves cómo ser parte de su proyecto es bueno?
Hace algún tiempo aprendí que no todos serán reyes, sino que cada cual tiene su posición en el reino, y que es en ese lugar donde seremos efectivos por el periodo en que seamos necesarios. ¿Qué sería del rey sin sus soldados? Seguramente perdería batallas e incluso la vida. Así de importante eres en el propósito de otros: absolutamente indispensable.
Vivir en la misión de otros es una noble causa, que a veces hacemos porque nos pagan, por deber moral o por amor. Sea cual fueren las razones, si sientes que este año no avanzaste, tal vez puedas ver progreso en la vida de otros gracias a ti. Analiza sus éxitos y no sientas recelo de celebrarlo junto a ellos, porque ellos saben que estuviste ahí, siendo parte de él. Saben que les diste aliento y aunque muchas veces no lo digan, están agradecidos de ti.
Encuentra contentamiento en los triunfos de otros y serán también los tuyos. Cada pequeña misión fue la práctica para todo lo bueno que viene para ti. ¡Y no pierdas el ánimo!: se avecinan 365 oportunidades para que todo mejore.